
Él se agachó y me dijo que me lo desabrochara y sacara el pie de su interior, porque así iba a ser más fácil desatorarlo. Le hice caso y miré cómo hacía fuerza y luchaba para que las fauces del monstruo le devolvieran el zapato de su niña.
Cuando logró recuperarlo, me sentó en el suelo, me arregló el calcetín, que se había salido un poco, y me abrochó con sus manos grandes y torpes la hebilla miunúscula. Me quedó muy apretada, pero no le dije. Estaba conmovida porque ese fue el gesto más grande de heroísmo que había recibido en la vida.
Hoy está de cumpleaños, así que sólo quiero decirte feliz día papá.
3 comentarios:
Qué liiiiiindo, me enterneció tu historia. Sí, los cumpleaños se celebran. Un abrazo!
Prrr... linda historia. Feliz Cumpleaños Tío! Yo la verdad no tengo recuerdos así de exactos respecto a mi papá, pero siempre está ahí, abrumándome con su chochera (en el buen sentido de la palabra...).
wow.. los padres, nuestros primeros héroes..el mío anda en alguna nube voladora, pero le recuerdo siempre
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