Anduvo medio mal un par de semanas, triste y pensativa, apagada, hasta la semana pasada, cuando se enganchó con un alemán 4 años menor que ella, que uno de sus amigos le pidió que paseara por Santiago.
Veníamos de una reunión a la oficina, en su auto, cuando surgió esta conversación:
-Barbarita, sabes que hace unos años yo era igualita, pero es que igualita a ti
-En qué sentido?
-Que buscaba al gallo más cool, full postgrado, el cerebrito, el tipo viajado y culto, el hueón inteligente poh.
-Ya, si es cierto, reconozco que yo soy un poco así, pero tampoco taaaaanto- dije, tratando de disimular que acaba de describir al prototipo que para bien o para mal, tengo metido en la cabeza.
-Es que sabes, te voy a dar un consejo y te voy a ahorrar hartos errores. Esos gallos no sirven, igual que los minos-minos. Uno tiene que buscarse un mino sin tantas aspiraciones y no tan venido a top, alguien con sentido del humor, que sea comprometido, que esté ahí contigo, que te quiera, porque Barbarita, te lo digo, uno de repente no quiere nada más que un abrazo, y el gallo cool por lo general en esas situaciones donde uno necesita contención no está ahí. Uno necesita al hueón que te abraza, que está ahí, que a lo mejor no tiene los postgrados ni la ropita de Zara ni se ha paseado por Europa, pero que es un gallo real, jugado, de verdad.
-Sí, tienes razón. A lo mejor uno cae demasiado en eso de fijarse en un tipo de hombre muy específico, y como que descarta al resto a priori.
-Sip, eso mismo. Yo hace un tiempo ni hubiera mirado a este alemán, que es más pendejo, medio rellenito, y hasta un poco infantil, pero ya ves. Estoy demasiado contenta, este gallo me hace reír, se cacha que está ahí conmigo, y lo mejor de todo: me abraza.
Y bueno, no podía menos que quedarme pensando en eso, en que quizás ella tiene razón, y uno tiene que diversificarse más. A lo mejor no es malo vitrinear allí donde jamás hubieras mirado, claro, manteniendo los estándares. Si tampoco se trata de no tener filtros, sino que simplemente, de relajarlos un poco.
¿Qué dicen ustedes?