martes, 28 de junio de 2011

No quiero tentar a Murphy

Miro cuidadosamente hacia los dos lados de la calle antes de cruzar, desde que mi amigo Prometeo me dijo que Murphy se ensaña con la gente feliz, a la que todo le resulta.

Ha pasado tanto tiempo desde ese momento en el que casi a medianoche, y en la cubierta del ferry que une Meerburg y Konstanz, le dije al rucio que me quería ir a vivir con él y a estudiar a Alemania. Eso fue en agosto del 2010, en mi primer viaje a verlo, y ahora, a casi un año de ese momento, todo está casi listo para mi viaje.

El rucio accedió a este plan loco, y pese a que dudó un poco al principio, ahora está completamente convencido, y cada día me da más señales de que esto es realmente lo que él quiere, por primera vez en la vida. Yo aprobé el TOEFL, postulé y fui aceptada en el postgrado en inglés que quería, en la misma universidad donde él trabaja. Mi jefa me apoyó con todos los días libres que necesitara para mis trámites de la visa. El rucio acaba de encontrar el departamento donde vamos a vivir: es precioso y queda en Allmannsdorf, una parte de la ciudad de Konstanz que está rodeado de bosques y que queda a 10 minutos de la Universidad. Y yo ya reservé un pasaje sólo de ida para el 31 de Agosto. Mi vida es un sueño!

Ha pasado casi un año desde esa conversación que lo cambió todo. Yo sabía que me lo jugaba todo y no era poco, pensando que llevábamos sólo 5 meses juntos. Pero sabía que el corazón le habla a uno tan pocas veces en la vida, que uno tiene que hacerle caso. Al final, todo ha salido de maravilla, y no hay nada que haya opacado este año de planes y arreglos para esta nueva etapa de la vida que vamos a iniciar.

Muchas veces en este tiempo he sentido que todo va a salir perfecto, que no tengo que preocuparme de nada, porque en alguna parte del Universo todo está resuelto a mi (nuestro) favor.

Por eso, miro la calle hacia los dos lados antes de cruzar. No quiero tentar a Murphy.

viernes, 10 de junio de 2011

Ojos de avellana

Hoy me di cuenta de que el rucio tiene los ojos color avellana. Es un color especial, un poco más oscuro que el clásico color miel, pero que sigue dentro de la gama de los cafés-amarillos.

Me acordé porque vi una foto suya en la que el sol le daba directamente en los ojos, y pese a su ceño fruncido, se podía ver claramente la pupila.

Quizás cuántas veces me miró a los ojos sin que yo me diera cuenta exactamente del color que eran, porque pensaba que eran color miel. Qué vergüenza. La próxima vez que lo mire, voy a pensar en eso, en avellanas.

La próxima vez que lo mire va a ser en el aeropuerto de Santiago: El rucio llega la segunda semana de Agosto. Y va a ser maravilloso, porque una semana después de que él vuelva a Alemania, yo me voy a empezar el master, en el que a estoy formalmente aceptada.

La próxima vez que lo mire vamos a estar jugando los descuentos para vivir juntos, para iniciar una nueva vida, una aventura loca que partió bajo las estrellas de Punta Choros y con el sabor de boca del Merlot Reserva de la villa Errázuriz.

Me va a encantar amanecer cada mañana y mirar esos ojos color avellana.

miércoles, 8 de junio de 2011

Caminar. Respirar. Estar.

Quiero caminar por la ciudad. Por mi ciudad.

Por esos rincones donde alguna vez me tomé un café con la gente que quiero, donde besé a alguien o donde esperé con mariposas en el estómago a uno de los tantos que por antonomasia, me han ayudado a ver lo bacán que es mi rucio.

Quiero caminar por las calles que alguna vez caminé, pensando, mirando los edificios, con Sabina o Drexler cantándome al oído. O que quizás caminé con mi paso rápido, apurada, yendo hacia otro lugar, viendo sin mirar lo que me rodeaba.

Quiero mirar. Quiero respirar.

Inversamente proporcional, como siempre: conforme falta menos tiempo para irme, más apego siento hacia la ciudad, ese ente, constructo abstracto de calles, edificios, plazas, cafés, rincones. Ese todo que es más que la suma de sus partes. Santiago. Siempre me ha sonado una palabra dulce.

El invierno es perfecto, frío y con esa luz pareja y de poco brillo que hace que las fotos salgan tan bonitas.

Caminar. Respirar. Estar.