lunes, 2 de agosto de 2010

Una llamada inesperada

-Aló
-Hola, cómo estás corazón?
-Bien…esta sí que es sorpresa…
-Jajajaja, por que tanto? Yo bien , con harta pega…lo que pasa es que me acordé que tu viaje a Alemania es ahora pronto, y tenía ganas de verte, porque así como vas, vas a volver a Chile con otro apellido…
-Jajaja, no creo. Nunca tan loca- dudo. Soy el tipo de persona capaz de volver casada después de un viaje de tres semanas, entre otras muchas locuras posibles en mi repertorio.
-Ah, bueno, pero igual. Necesitas que te vaya a dejar al aeropuerto?
-No, no te preocupes. Vuelo el sábado temprano, a la hora en que la gente decente duerme, así que no hace falta
-No, en serio, para qué te vas a ir en transfer si te puedo ir a dejar yo, además me encantaría...
-Es que me va a ir a dejar una amiga, porque también va a ir mi mamá y mi hermana, porque mi viaje es como el acontecimiento del año, jejejeje
-Ah, vas a estar acompañada. Ahí me quedo más tranquilo
-Oye, pero muchas gracias de todos modos! Fue lindo tu ofrecimiento
-De nada pues. Me daba penita que te fueras sola a un viaje tan romántico, pero a ver si nos vemos cuando vuelvas y me cuentas todo, mira que no pueden volver a pasar 10 años de nuevo antes que nos veamos
-Sí, de todas maneras. Cuando vuelva nos juntamos y te cuento. Y gracias por la llamada, te pasaste
-De nada corazón, que te vaya muy pero muy bien en Alemania
-Gracias

Colgué el teléfono con una sensación extraña. Mi ex pololo, el primero de todos, con quien recientemente había retomado contacto, me llamaba para ofrecer llevarme al aeropuerto, en mi viaje para ver a mi actual pololo, el rucio alemán que me tiene suspirando como la quinceañera que era cuando pololeaba con él.
Después de mucho renegar al respecto, creo que mantener un sano y discreto contacto con los ex no es tan malo.